Family Cash: El precio en el punto de mira

La cadena valenciana Family Cash estrenaba el pasado mes de mayo su primer hipermercado en la Comunidad de Madrid, que ha absorbido una inversión de más de 3 M€. Ubicado en el municipio de Alcalá de Henares, cuenta con unos 3.500 m² de sala de venta -el 70% dedicada a alimentación y cuidado personal y, el 30% restante a no alimentación, con una importante presencia del bazar y electrodomésticos-, una plantilla de 80 trabajadores, 11 cajas de salida y más de 20.000 referencias. Precisamente este establecimiento ha sido el visitado por Alimarket Gran Consumo de mano de quién mejor lo conoce, su presidente, José Canet, y su jefe de compras de frutas y hortalizas, Pablo Miró, que nos han explicado los entresijos del mismo.

Al igual que sucede en el resto de su tejido comercial, la gran superficie madrileña tiene en las secciones de frescos -que suponen cerca del 50% del total de su oferta de alimentación- una de sus señas de identidad. Y, entre ellas, la de frutas y hortalizas es la que goza de un mayor protagonismo gracias a su privilegiada situación a la entrada y en la parte central de la tienda. Además, estos universos destacan también por su cuidada puesta en escena, en la que buscan romper con el ‘lay out’ tradicional de pasillos, creando espacios diferenciados dentro del hipermercado, en línea con las últimas tendencias en ambientación que se están imponiendo en el sector. Para ello, la compañía, junto con HMY (su proveedor de referencia) ha utilizado varios recursos como la incorporación de un techo de lamas separadas de pvc con acabado de madera, en el que, además, se integra un sistema de iluminación a medida con leds de alta intensidad. Otra novedad que ha incluido este punto de venta ha sido, por ejemplo, un mueble nebulizador para frutas y hortalizas que el día de su inauguración ofertaba coliflor, alcachofas y cebolletas.

La segunda clave de esta gran superficie serían los precios, muy competitivos. No en vano, en palabras de la propia cadena, su política de pvp es que estos estén siempre por debajo de la competencia y desde la primera unidad, por lo que no hacen ofertas puntuales a lo largo del año, resumido en su conocido lema “No son ofertas son nuestros precios”. En el caso de frutas y hortalizas, este objetivo se consigue con márgenes muy ajustados -sobre todo en referencias básicas-, que se compensan con el beneficio obtenido por otro tipo de productos cuyo valor añadido es más elevado. Estrategia que parece estar dando resultado. De hecho, según nos explica Pablo Miró, en estos primeros meses de 2022 estas secciones son “las que mejor están funcionando dentro de los frescos”, con crecimientos de alrededor del 25%, en valor, y de entre el 5% y el 7%, en volumen.

Tres sistemas de venta

En lo referente al surtido, el mismo está conformado por alrededor de 300 referencias -que pueden llegar a alcanzar las 325 en algunas épocas del año, como en verano-. Aunque se priorizan los básicos de ambas categorías (manzanas, peras, limones, patatas, cebollas, etc) y los frescos de temporada (cerezas, paraguayos, nectarinas o pimientos), los exóticos y tropicales también tienen su hueco (aguacate, mango, piña y el clásico plátano, que, además, cuenta con una expositor propio), junto con especialidades como los frutos secos al peso e, incluso, una pequeña estantería con plantas (algo muy habitual fuera de nuestras fronteras). Mercancía que, por otro lado, se sirve a diario desde la plataforma logística central de Family Cash, en La Pobla Llarga (Valencia), con una frecuencia de unos 70 camiones a la semana pertenecientes a la flota propia de la empresa familiar Giltrans Llutxent. Circunstancia que, por extensión, consigue abaratar el precio del transporte lo que, a su vez, repercute en poder ofrecer mejores pvp a sus clientes.

En líneas generales, el grueso del catálogo se vende a granel y se aglutina en sendos muebles centrales horizontales, uno dedicado a frutas y otro a hortalizas. Ambos cuentan con doble cara, inclinación vertical y varios niveles de exposición, en los que el producto se presenta en el ‘pool’ original del fabricante (“no queremos que el género esté amontonado”, puntualiza Miró, para evitar que pierda “frescura”). Además, estas islas cuentan con cabeceras tanto anteriores como posteriores donde se expone gran parte del género envasado (cuya representación sobre el total es reducida). Este mobiliario central se encuentra flanqueado en uno de sus lados por un mural refrigerado y, por el otro, por una pared de lamas verticales -similares a las del techo- por la que discurre una estantería horizontal en la que tiene su sitio las patatas (incluyendo grandes formatos -sacos de 25 kg- o especialidades -para freír o guarnición-) y otros tubérculos menos convencionales (yuca o jengibre) que vienen a dar respuesta a las nuevos gustos del consumidor; la fruta de temporada (cítricos en bolsa o melones y sandías en su box original); tropicales (piñas, kiwis o aguacates); y, por último, indispensables de la cocina como ajos o cebollas.

Además, a estos dos típicos sistemas de venta la valenciana ha sumado una tercera opción: las referencias “enmalladas” -para hortalizas- y “embolsadas” -para frutas-, cuyo pvp es inferior al del granel y que, según este directivo, “funcionan muy bien”. Se trata de frescos cuya apariencia exterior no es perfecta pero que conservan intactas sus cualidades organolépticas. De hecho, su buen comportamiento ha llevado a Family Cash a poner en funcionamiento dentro de sus instalaciones centrales valencianas lo que denominan “sala verde”. Aquí, la cadena ha instalado una máquina calibradora con la que ellos mismos clasificarán y envasarán el producto que, posteriormente, se venderá en las tiendas a granel o en malla dependiendo de las características de cada pieza (calibre, peso, etc). El proyecto se estrenará en otoño con manzanas y peras; y, ya en 2023, sumará fruta de hueso tras alcanzar acuerdos con diversos proveedores a los que la valenciana les compra toda su cosecha -lo que redunda en un mejor precio- sin intermediarios.

El mural refrigerado se cierra

La sección se completa con un mural refrigerado que, ahora, se presenta cerrado con puertas y dividido en dos módulos bajo la denominación‘refrigerados’ y ‘ensaladas’ frente a los modelos abiertos que funcionaban en los establecimientos más antiguos. En el primer compartimento, conviven ‘clásicos’ -gazpachos o salmorejos- con artículos “más jóvenes” pero que hoy en día ya no pueden faltar como zumos naturales, smothies, salsas para ensaladas, tomate rallado, guacamole, cremas de verduras, humus, ensaladillas o untables. En el segundo, como su nombre indica ‘Ensaladas’, se pueden encontrar desde bolsas de I gama de lechuga, escarola o rúcula, hasta ensaladas de IV y V gama con hortalizas cortadas y preparadas (calabaza, remolacha o patatas para microondas). La oferta se completa con la tradicional máquina de zumo natural de naranja.

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