Los grandes fabricantes de dulces se plantean una disyuntiva a la hora de diseñar las novedades de su catálogo: apostar por los productos más tradicionales, siguiendo la idea de que el consumo de turrones y mantecados viene marcado por las costumbres y los hábitos heredados de nuestros antepasados; o apostar por sabores novedosos y diferentes, con el objetivo de atraer a los consumidores más jóvenes.
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