Desde hace varios años, el principal sustento de un sector como el de conservas, que, como es el caso de las variedades de pescado, atraviesa su propia crisis además de la general, se basa en el mercado exterior. Mientras que el encarecimiento del producto nacional ha hecho que quede arrinconado en los lineales, el auge que está viviendo la industria conservera en países en vías de desarrollo ha supuesto un atractivo para casi todas las empresas de este sector que han visto una solución a la falta de proyectos nacionales. La tendencia se ha mantenido también en 2012 y parece que seguirá en 2013, aunque para el año actual los pedidos locales parece que han vuelto a surgir. Sigue siendo el sector de maquinaria para conservas un campo de vaivenes en el que no es posible hablar de buenas o malas rachas, ya que los proyectos marcan los ejercicios. La mayor parte de las compañías que protagonizan este segmento son capaces un año de crecer porcentajes desorbitados para el año siguiente caer de forma considerable sin que por ello se considere que hay una crisis.