Los smartphones son ya un elemento básico en el bolsillo de cada ciudadano, y por ende, de cada usuario de la restauración. Su amplísima extensión entre la población es una posibilidad que las empresas del sector se han apresurado a aprovechar, convirtiendo el teléfono en un terminal que facilita e impulsa un buen número de operaciones vinculadas al consumo, con un objetivo claro: aumentar las ventas. Junto al llamado ‘Bring Your Own Device’ (‘Traiga su propio dispositivo’), que se inserta en la tendencia a la movilidad presente en todos los sectores económicos, la conectividad entre el software y dispositivos como los cajones de cobro o los dispensadores de vino apunta el camino del Internet de las Cosas y la inteligencia artificial, un escenario en que los propios aparatos podrán tomar decisiones.