El mercado de Gran Consumo ha demostrado su fortaleza en un ejercicio que a priori iba a ser muy complejo debido a las subidas en los tipos de interés, a la persistente inflación y a la incertidumbre que rodea la economía tras el estallido de las guerras en Ucrania y Gaza. En líneas generales el sector de alimentación resiste la coyuntura con una estabilidad en volumen, mientras que el de non food sigue su trayectoria ascendente gracias al incremento del gasto en turismo y ocio, a la moderación de tarifas y al auge en el consumo de los productos de cosmética facial, perfumes/colonias y solares.
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